"Duelo poético" es el unipersonal de María del Mar Rodríguez que subirá a escena este sábado en El Séptimo Fuego, dentro del Pre Regional de Teatro. Cómo armó la actriz este espectáculo creativo y visceral.
Artista callejera, poeta, actriz, viajera empedernida, María del Mar Rodríguez se define como una “trabajadora del arte” que no se agota en una sola disciplina. Encuadrada dentro del oficio del arte independiente, dice: “Estaría bueno enfocarse en una sola cosa, pero como soy independiente no me queda otra que ser un polirrubro, que es muy lindo por otra parte”.
Fruto de sus viajes y de observar cómo gestionaban sus recursos creativos otras artistas del país, llegó al unipersonal “Duelo poético”, en el que expone desde el humor y el grotesco a dos poetas que compiten por un raro premio, mientras un presentador que bien podría estar en la Rambla marplatense, o en un ring va guiando a las concursantes, entre la ignorancia y la desesperación.
“Intento reinventar todo lo que hago y trasladarlo a otros lenguajes”, sigue la actriz, que este sábado volverá a presentar su unipersonal en El Séptimo Fuego, tal como hizo toda la temporada de verano. Y además, está por parir un nuevo libro: “Estimada luna punk” (editado por el sello de La Vía Orgánica y se lo obtiene a través del Instagram @impoe.tica), que reúne relatos de su etapa de artista callejera de semáforos.
En 2022 viajó a Catamarca con “una valija llena de libros” para vender sus textos en ferias. “Se me hacía cuesta arriba viajar con tanto peso, sobre todo hacer dedo. Entonces empecé a buscar la forma de poder adaptarme”. Conoció a actrices que mostraban sus unipersonales y activó la capacidad de reinvención: unir su enorma capacidad literaria con su histrionismo puro.
Luego vinieron talleres de formación a distancia con esas mismas actrices: ella desde una “piecita en un cuadadrito muy chiquito” con mala conexión a internet pero enfocada en hacer los ejercicios que le proponían desde el celular. Más tarde apareció la dirección de Victoria García Iacovella y Josefina Decara, cuando la obra ya estaba armada.
En “Duelo poético” narra la rivalidad de una poeta militante con otra perteneciente a círculos más instalados, una del barro y del barrio, la otra de la academia. “Junté a dos estereotipos, no creo que haya hecho que la poeta pobre sea buena ni la poeta cheta sea mala. No es mi intención la polaridad, pero juego con el estereotipo de la poeta militante que tanto se critica hoy y de la poeta cheta que, en realidad, no es tan cheta, es una desplazada y se esfuerza mucho por ocupar el lugar de poeta aceptada”, comentó a LA CAPITAL.
“A veces nos pasa como poetas que escribimos lo que nos sale, lo que queremos y cuando empezamos a ir a eventos terminamos escribiendo para poetas. Yo también me vi en esa y fue una autocrítica”, alerta. “Me vi queriendo ser aceptada por poetas y escribiendo para ellos, para mí darme cuenta fue toda una interpelación”, sigue.
Por eso ella misma se reconoce en sus tres personajes: las dos poetas y el presentador. “Es una discusión interna, soy las dos y el presentadoer también”, acepta y se reconoce hija del ciclo “La Prosa Mutante”, que se hace desde hace años en Mar del Plata y en la que se valida toda clase de expresión.
La obra es “como una mamushka, en realidad la que aparece es Mari en esa piecita con estos cuestionamientos y la interpelación de la poesía, para qué mierda quiero ser artista en este contexto, no debo ser la única que se pregunta éso”, reconoce, visceral.
Una malla dividida en dos colores, el atuendo simbólico que eligió la actriz.
-¿Por qué elegiste el grotesco para representar a tus personajes?
-Es un poco por la formación de estas actrices (de Catamarca) que tienen bastante de esa disciplina y también porque es algo que me divierte mucho y que me parecía muy propicio para romper con todas esta cosa solemne de la poesía, que a mí me aburre un montón. Me parecía como el recurso ideal para unirlo. Todo lo que es la ficción y el humor me es reparador, cualquier drama que agarro y lo traslado a este otro cuadradito, a este otro mundo, yo siento que hay algo que se repara ahí, que es eso de reírse de sí misma, el reírme de mis propias tragedias. Hay algo reparador en mostrar el humor, en ficcionar porque por más que aparezco yo no deja de ser ficción igual y que corrernos y que podamos reírnos un rato en este contexto actual.
-Decís una frase que está buenísima: “El arte no se explica”.
-Es una ironía, cuando el presentador hace esto que se desgarra, se indigna porque explicó el poema, en realidad para mi que cada une que viva el arte como quiera y sienta y piensa. Hay muchas etapas en lo artístico, al principio cuando escribía mis poemas eran recontra explicativos, a veces lo son todavía, pero era la primera necesidad que tenía y si venía alguien y me cancelaba no iba a poder llegar a otras etapas. Me pasa mucho de lo visceral, de lo verborrágico y de querer sacar así todo de esa manera y a veces se me critica, pero bueno por qué tiene que ser solo de una manera.
-¿Lo visceral es tu marca, tu sello?
-Sí, porque es lo que me hace bien y lo que necesito, a veces y otras no. Para hacer el unipersonal estudié mucho de todos los estilos de poesía, me senté trabajar y a estructurar, realmente estudié un montón del soneto. Bueno, hay un mini robo al Martín Fierro que lo leí y me estudié el estilo de las estrofas y de los versos. Creo que este unipersonal fue un aprendizaje para que convivan las dos cosas: lo visceral y lo más estructurado, es un trabajo que está muy bueno y que te lleva a otros lugares.